La historia de la Fresquera de Fiñumiga
El grito pasó a través del mismísimo seno de las tetas de Liérganes. Phelipe Waldor, maestro fundidor venido de Lieja para trabajar en la Real Fábrica de Artillería de La Cavada, se miró estupefacto la piel del brazo. Eran tan solo unas pequeñas gotas, casi imperceptibles, pero el latigazo le dioRead More →