La batería se construyó entre los años 1793 y 1795 con el fin de defender las playas de Trengandín y Helgueras de un posible desembarco de las tropas francesas en Noja.
En esa época, inmediatamente anterior a las guerras napoleónicas, España estaba en guerra con la Francia revolucionaria.
La batería de San Nicolás está situada en la falda de la punta del Brusco, a escasa altura sobre el nivel del mar. De hecho con marea alta, las olas llegan prácticamente hasta los parapetos.
La batería consta de dos plataformas, situadas a diferentes niveles, en las que se emplazaban cuatro cañones, que batían la mar y el arenal en el que se podían producir un posible desembarco. Detrás de las plataformas está situado el cuartel y el polvorín que daba servicio a la batería. La superficie total de la construcción es de 1050 m2.
El estado de la batería es bastante malo. Parte de los muros del cuartel se encuentran aún en pie, pero en condiciones muy precarias. El emplazamiento es espectacular, al igual que la playa y el monte que lo circundan. Cuando paseaba por la zona, me recordaba a los paisajes caribeños de antiguos fuertes españoles; aguas esmeralda, arenas blancas, suaves colinas cuajadas de una vegetación exuberante, y unas ruinas que tienen mil historias que contarnos.