A principios del mes de marzo de 1497 llega al puerto de Santander, proveniente de los Países Bajos, la princesa Margarita de Austria, prometida del príncipe Juan, primogénito de los Reyes Católicos.
La princesa era hija del archiduque Maximiliano de Austria (más tarde Maximiliano I emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y de María de Borgoña, duquesa de Borgoña. Así mismo, Margarita de Austria era la hermana menor de Felipe el Hermoso, esposo de Juana I de Castilla, que ha llegado hasta nuestros días con el sobrenombre de Juana la Loca.
El accidentado viaje no constituyó un buen presagio. La princesa viajaba a bordo de un barco integrado en la Armada de Flandes. La armada había partido en febrero de los Flandes, sufriendo una terrible tempestad, que a punto estuvo de mandar al fondo del mar, el barco en el que la princesa y su séquito navegaban hacía nuestras costas.
En esa época Santander era un puerto dependiente de los fletes del Consulado de Burgos, que mantenía una intensa actividad comercial con Flandes. Las naves iban y venían transportando, entre otras cosas, la lana proveniente de Castilla, que era uno de los principales productos de exportación del país, hierro sin elaborar y traían de vuelta paños flamencos, telas de lino y gran cantidad de cera. Pero junto a Margarita y su corte desembarcó uno de los males más temidos en esa época, la peste.
La enfermedad sumió a la villa en una de las mayores tragedias de su historia. Asoló por completo sus calles. Las víctimas se contaron por miles. Se dice que murieron dos tercios de sus habitantes, más de 6.000 vecinos, de una población estimada en 8.000 almas. La ciudad quedó arrasada y tardaría tres siglos en recobrar el censo y superar la ruina económica a la que la plaga la dejó condenada.
La peste no se circunscribió solamente a la ciudad. Desde Santander se extendió a toda la montaña, y a la meseta colindante.
Margarita se casó oficialmente con el príncipe Juan en la catedral Burgos, el 16 de abril de 1497, aunque hubo una ceremonia previa de esponsales en la ermita de Santa Cecilia de Villasevil. Como si su llegada formara parte de una maldición, el príncipe murió 6 meses después, dejando viuda a su joven esposa, de tan infausto recuerdo en Santander. Durante su breve estancia en Castilla, la pobre Margarita tuvo a la muerte como una de sus más fieles compañeras.
Cuenta la crónica, que cuando regresó a Flandes, en 1499, la reina Isabel la católica, que entonces estaba Granada, dijo las siguientes palabras; “váyase en buena hora”
Pero sería injusto dejar las palabras de la reina Isabel como colofón de esta breve crónica. Margarita fue considerada una de las mujeres más inteligentes y capacitadas de su época. Gobernó los Países Bajos, con sabiduría y tacto, como regente de su padre. A su muerte nombró heredero único a su sobrino, Carlos I de España y V de Alemania. Inconscientemente condenó a España a una peste parecida a la que asoló Santander, ya que Flandes fue una de las principales heridas que desangró a nuestra nación. Pero eso ya es otra historia.
Muy interesante tu entrada, desconocía la historia de Margarita de Austria. Lo escribes de forma muy concisa y amena, gracias!!
Muchas gracias Casilda. Me alegro de que esta entrada te haya aportado una nueva historia en tu búsqueda del conocimiento.
Un cordial saludo
Conozco bastante bien esta fatídica historia pero los príncipes se casaron en Villasevil. Esta infanta se ocupó de la educación del entonces príncipe Carlos mientyras sus padres, Felipe y Juana estuvieron en España o yendo y viniendo. Recordemos que don Carlos no vino a Castilla hasta 1517.
Si, es cierto que aunque la boda oficial y de «campanillas» fue en la catedral de Burgos, hubo una ceremonia previa de esponsales en la ermita de Santa Cecilia de Villasevil. No lo había puesto porque no me había parecido muy relevante para la historia de la peste, pero lo voy a matizar.
Gracias por el apunte y por tu participación Elisa.
Un cordial saludo