Ermita de San Emeterio, Monasterio abandonado de Santa Maria de Tina, y acantilados de Pimiango
En el entorno de la cueva de El Pindal, el paisaje es mágico, espectacular.
Nuestra primera intención era la de visitar la cueva. Aunque intentamos reservar con mucha anticipación, no encontramos plazas, así que cambiamos el plan.
Dejamos los coches aparcados cerca de la Ermita de San Emeterio, y comenzamos un recorrido no muy largo, pero con una sorpresa en cada esquina .
La primera parada la hacemos en esta pequeña Ermita, que sin tener un gran valor artístico, tiene mucho encanto.
Se cree que data de S. XIII, aunque el humilladero frente a él es mucho más antiguo.
Junto al santuario hay una fuente “milagrosa”, cuya agua dicen que cura numerosos “males de los huesos”, especialmente de las extremidades inferiores. Nosotros intentamos refrescar allí los pies, pero nos encontramos con que no mana agua. Nunca mejor dicho: nuestro gozo en un pozo…
Detrás de la ermita parte una senda hacia las ruinas del monasterio cisterciense abandonado de Santa María de Tina. El recorrido hasta allí es precioso, atravesamos un bosque de encina atlántica, aunque lamentablemente encontramos también una gran plantación de eucaliptos. Sólo esperamos que esta segunda no acabe con el bosque autóctono de la zona.
Las ruinas del monasterio de Santa Maria de Tina son de un templo del siglo XIII de estilo cisterciense. Adosado al muro exterior, en la parte derecha de la entrada, queda lo que parece ser un horno. Dentro de la nave se puede ver también un sepulcro de piedra. A un lado de las ruinas, y sobre una loma rocosa, están los restos de lo que serían las habitaciones de los monjes.
La verdad es que el lugar inspira paz y espiritualidad, algo de lo que, con nuestro estilo de vida actual, nadie anda muy sobrado.
Continuamos nuestro camino para dirigirnos hacia los acantilados de Pimiango, a escasos metros del monasterio. ¡¡¡Qué espectáculo!!!! Os recomendamos que vayáis bordeando la costa y acercándoos al borde del acantilado según vuestro propio criterio, pero siempre con precaución. Algunos tramos no son sencillos, así que cada uno debéis marcar vuestros límites.
Pimiango, Ribadedeva, Asturias, España