En Liendo, en la playa de San Julián, hace tiempo se explotaban unas minas de yeso. Aún quedan bastantes restos visibles, como el espectacular cargadero que corona el alto del acantilado.
Desde el cargadero se puede observar un fenómeno extraño. Las aguas de la cala que hay en la ensenada de Erillo, se colorean de blanco, como si estuvieran derramando leche, que contrasta fuertemente con el verde de las aguas del cantábrico.
Este fenómeno se conoce con el nombre de “diapiro”, y consiste en la afloración de ciertos materiales, en este caso yeso y sales, a la superficie, a través de las capas sedimentarias superiores.
La observación de este diapirismo, originó la apertura de las minas, con el fin de obtener el preciado mineral.
Uno de los ejemplos más claros de este fenómeno, es el de Cabezón de la Sal. La afloración de la sal a la superficie facilitó su explotación, de ahí el topónimo de la villa. El diapiro de Liendo está bajo las aguas, por lo que su aprovechamiento no era tan sencillo como el de Cabezón.
Al fondo, tras el diapiro de Liendo podéis ver el monte Buciero y Santoña.
Erillo, Liendo, Costa Oriental, Cantabria, 39776, España