El poljé de Brenavinto
Y os estaréis preguntando qué narices es un poljé, y que vaya “palabro” más raro… Pues según parece es un término eslavo, de ahí que nos suene extraño a los oídos. En el diccionario de la RAE, ni aparece, pero en otros menos cartesianos, he encontrado lo siguiente; “Depresión de contorno irregular y de grandes dimensiones, que se encuentra en las regiones kársticas y que se origina mediante procesos de disolución”. Y como seguramente algunos os había quedado igual que estabais, lo aclaro con la definición más amplia que da la sacrosanta Wikipedia, que para algunos es como el Dios democratizado de la cultura.
Una vez aclarado que es un poljé, no os mareo más y voy directo al asunto que os quería contar, que es mi excursión a uno de estos curiosos fenómenos geográficos, que nos queda muy cerca, en el maravilloso parque natural de los Collados del Asón.
Para llegar hasta la entrada de Brenavinto, enfile el puerto de Alisas, y tras pasar Arredondo, me desvié hacía La Gándara, por la carretera CA-265, parando en el aparcamiento que hay en lo alto del puerto, poco después de pasar el mirador de Asón.
Desde ahí parte, perfectamente señalizado, el camino que lleva al poljé, que se inicia por una pista de grava con un ligero ascenso. Cuando coronamos la pista, se abren varias opciones, señaladas con los consiguientes indicadores de sendero PR (pequeño recorrido), de color blanco y amarillo. En esta ocasión decidí ir por el camino principal, ya que había mucha niebla, y las rutas que se aventuran por las faldas de la morrenas que rodean el poljé, se me antojaban peligrosas.
El camino desciende hacía una gran pradera engastada entre dos muros de piedra, que se formó por la erosión del curso fluvial, y ahondó el discurrir del hielo por la lengua del antiguo glaciar que aquí había.
En el fondo del poljé de Brenavinto, sucede un curioso fenómeno, que no es fácil de observar. El río que discurre por su fondo no tiene salida por la superficie, las aguas se filtran en el terreno kárstico, para alimentar en el subsuelo las fuentes de las que nacen los ríos Asón y Gándara. En épocas de precipitaciones, se forma un lago que aparece y desaparece en un santiamén. En cuestión de unas pocas horas, las aguas son engullidas por el subsuelo, y el lago se esfuma como si fuera el truco de un mago enloquecido.
La pista principal discurre por medio del poljé, enmarcada por un muro de piedra seca, tras el que pastaban un montón de vacas y algunas yeguas de carne.
Finalmente, llegué al fondo del poljé, tras cruzar el río por una zona en la que hay una fuente junto a la que hay un pequeño estanque acotado por piedras. Ahí decidí darme la vuelta, ya que el tiempo no me acompañaba, y la excursión era simplemente de reconocimiento, de cara a culminar más adelante, alguna empresa un poco más ambiciosa. Dejaría para otro día la canal de la Honda o el Collado de los Lobos.
El paraje que circunda la cabaña, es un humedal, que me das la impresión que está ahí todo el año, con una turbera. Tras hacer unas últimas fotos, me volví hacía el coche, con la intención de pasarme por Quesoba, a ver si encontraba abierta la quesería, y podía llevarme un poco de buen queso a casa.
La Gándara-Puerto de la Sía, Soba, Cantabria, España