Iglesia de San Miguel en Quintanilla de An
Cuando hablamos de mudéjares, casi de forma automática e inconsciente, nuestra mente visualiza paisajes, gentes y costumbres asociadas al sur de España. La zona geográfica en la que más tiempo perduró el mundo musulmán, y en el que finalizó la llamada ”Reconquista”.
Pero por si las moscas, vamos a aclarar conceptos, por si alguno habéis olvidado lo aprendido durante las clases de historia del colegio. Los mudéjares eran los musulmanes que se mantuvieron viviendo, preservando su religión, usos y costumbres, en territorio cristiano. Posteriormente les denominaron moriscos, y permanecieron en la península hasta la expulsión en el siglo XVII, de aquellos que no se habían convertido.
Los mudéjares estuvieron presentes prácticamente en toda la geografía nacional, y la influencia que ejercieron en muchos aspectos de la vida cotidiana de nuestros antepasados fue notable. Hay un estilo de arte conocido como “mudéjar”, que está impregnado de la herencia del mundo musulmán.
Por eso mi sorpresa fue mayúscula cuando, en el curso de una de mis excursiones, me encontré con el impresionante artesonado mudéjar de la iglesia de San Miguel de Quintanilla de An, en Valderredible.
El artesonado decora el techo de la parroquia, y es el único de estas características en Cantabria. Hay una bóveda de inspiración mudéjar en la ermita de Santiago de Incedo, en Soba, pero sin la policromía y la complejidad de la que encontramos en Quintanilla.
A la iglesia accedí, junto a unos amigos, gracias a la amabilidad de Saturnino, un caballero de 94 años, que era entonces de los únicos habitantes permanentes que tenía el pueblo, y que era el custodio de las llaves del templo.
La iglesia por fuera no tiene mucho interés. Eso si, tienen empaque, ya que es un edificio macizo, al que unos contrafuertes escalonados proporcionan cierta gracilidad. Se construyó en el siglo XVI sobre un antiguo templo de fábrica románica, del que solo han sobrevivido 6 solitarios canecillos en el muro sur.
Por dentro es donde encontramos una de las joyas mejor guardadas de Valderredible. El artesonado se construyó en 1615, para sustituir a la anterior bóveda apuntada, y está realizado en madera. Una de sus peculiaridades es que es asimétrico, con un solo tirante descentrado. Tiene dos zonas claramente diferenciadas; la central o almizate, que es como se denomina a los techos de madera recubiertos de motivos artísticos, y los faldones, que están llenos de casetones cubiertos con pinturas. El intrincado diseño del almizate, imita encajes de lacería.
Las pinturas de los faldones, son una valiosa representación del arte popular de la época. Entre sus motivos pudimos distinguir esvásticas, espirales, rosetas de varios pétalos enmarcadas en círculos, trisqueles y otras figuras geométricas. Hay que tener en cuenta que en el arte musulmán, están prohibidas las representaciones de humanos y de animales. Aunque seguramente este artesonado fue construído por artesanos cristianos, o mudéjares convertidos, seguían la tradición heredada del estilo islámico.
Saturnino nos contó algunos detalles de la iglesia, y se mostraba sinceramente sorprendido de la expectación que levantaba el artesonado. Supongo que al haber convivido toda la vida con él, le consideraba un elemento más de su querida iglesia. Se mostraba orgulloso del legado de su pueblo, y estaba encantado de mostrarnos esa pieza única en nuestra región.
Subimos al coro para ver las pinturas y sus detalles más de cerca, algo en lo que un buen observador puede invertir mucho tiempo. Quizás eché de menos unos prismáticos, para poder apreciar mejor la delicadeza y particularidad de muchos de los motivos. También pudimos ascender por la escalera que lleva a la espadaña, desde la que se puede ver la parte posterior del artesonado, y admirar la técnica que utilizaron para construirlo.
En la entrada hay unos carteles explicativos, en los que se detalla la restauración a la que fue sometido el artesonado en el año 2010, gracias a la que podemos disfrutar hoy en día de todo su esplendor.
Si antes ya teníais suficientes motivos para desplazaros a Valderredible, ahora os incluyo uno más, que de por si bien vale un viaje.
Cuando entramos en la iglesia y levantamos la vista hacia arriba, nos quedamos con la boca abierta: disfrutamos de la visión de un impresionante artesonado mudéjar, con un amplio repertorio de motivos de rosetas, esvásticas y trisqueles que se pintan en los casetones con vivos colores. ¡No os lo perdáis!
Quintanilla de An, Valderredible, Cantabria, España