Hoy nos vamos a ir fuera de Cantabria, pero por muy pocos kilómetros… nos desplazamos de visita a Palencia, en concreto muy cerquita de Aguilar de Campoo.

Ahí, a la vista del antiguo poblado cántabro de Monte Cildá, en los páramos de La Lora se encuentra uno de los parajes naturales más curiosos y espectaculares del norte de España. Un lugar que no te dejará indiferente; Las Tuerces.

Villaescusa visto desde el camino de subida

Nosotros nos acercamos por el camino más habitual, que parte de Villaescusa de las Torres.

Las Tuerces se asienta en una amplia planicie en lo alto de un cerro, al que tendrás que acceder tras una subida no apta para los más remolones, pero que no tiene excesiva dificultad física.

Tras 30 mn. de empinada subida, por una ruta que se llama “La escalera del tiempo”, comenzamos a ver las primeras formaciones rocosas que dan fama a Las Tuerces, labradas de forma caprichosa por miles de años de erosión. Hay quien lo compara, y no con cierta razón, a la ciudad encantada de Cuenca.

Por la subida nos vamos encontrando con diferentes paneles, que nos explican las características morfológicas del lugar, el origen geológico, y otros detalles que solo los más interesados se paran a leer… Yo, como soy un chico aplicado, no solo lo leí, además hice unas fotos para repasarlo dentro de unos años en la intimidad de mi hogar.

Son formaciones rocosas del Cretácico Superior, que por el efecto de la erosión karstica, han formado un entramado de laberintos y formas caprichosas, que parecen esculpidas por algún Dios pagano, aburrido porque Jesucristo le ha dejado sin seguidores.

Una vez coronada la ladera, te encuentras con un sinfín de  senderos que te conducen hacía el interior de Las Tuerces.

Nosotros optamos por ir hacía la derecha, buscando la vista del pueblo, y del impresionante Cañón de la Horadada, labrado con paciencia y tesón a los largo de millones de años, por el río Pisuerga, que todos saben que es muy persistente.

Hay varios caminos bien señalados, y el recorrido completo por Las Tuerces nos puede llevar hasta medio día. Nos encontramos con rocas de forma caprichosa, oquedades, pozos, callejones que parecen labrados por la mano del  hombre, galerías sin salida,  enormes pináculos que como dedos acusadores apuntan al cielo, y una enorme seta pétrea que es el emblema del parque natural; la Peña de la Mesa.

A mí me da la impresión de que estoy en una ciudad trogolodítica, con sus calles, avenidas y plazas, flanqueadas por edificios, e incluso amplias terrazas que cuelgan sobre el río Pisuerga. No sé hacía donde os dejará volar vuestra imaginación, pero os aseguro que el espectáculo con el que os vais a encontrar, hará que vuele lejos.

Tras explorar concienzudamente la zona y sacar un montón de fotografías, descendimos por el mismo camino hasta Villaescusa de las Torres, para tomar algo en la Asociación cultural Amigos de las Tuerces, que es un pintoresco bar que ocupa el local de las antiguas escuelas.

Aparte del camino de subida desde Villaescusa, hay un sendero más interesante, pero dedicado a gente a la que le guste andar, que partiendo de Mave, nos conduce hasta Las Tuerces bordeando el cañón de La Horadada.

Aquí tenéis el enlace al track de la ruta desde Mave

Entre ida y vuelta son unos 15 km., que podemos recorrer en aproximadamente 6 horas. Pero esta opción ya la dejo a vuestra elección. Como subáis a Las Tuerces, es vuestro problema, pero subid sin más tardar.

Villaescusa de las Torres, Pomar de Valdivia, Castilla y León, España

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