Hoy nos vamos a los toros. Si, como lo oís, nos vamos a los toros. Y no porque nos guste especialmente la fiesta nacional, que en ese aspecto no nos vamos a mojar. Tampoco porque haya, fuera de temporada, una feria atípica a la que sea preciso acudir. De hecho rectifico, nos vamos a la plaza sin toros, sin festejo, sin Manolas, sin toreros… solo por el gusto de ir. Y es que la plaza de toros que os quiero enseñar es muy particular. Tan singular, que solo hay unas pocas así en el mundo; es cuadrada.
La plaza se llama de los Santos Mártires San Cosme y San Damián, por la proximidad que tiene con la ermita del mismo nombre, y está en Rasines, en el Valle del Asón. Al parecer, antiguamente dentro del municipio había cuatro plazas, siendo esta la única que ha llegado hasta nuestros días. Es increíble la afición taurina que debían de tener los del pueblo para tener tal número de cosos.
Cuando pensamos en una plaza de toros, siempre nos viene a la cabeza un círculo perfecto, en el que el torero, los picadores o los banderilleros, puedan moverse por toda la arena, sin que el toro los pueda acorralar contra una esquina. Además, las plazas redondas facilitan el disfrute del espectáculo, ya que todos los asistentes están equidistantes del centro y con la misma visibilidad. Que pregunten a los romanos si el círculo no era la figura geométrica perfecta para ofrecer espectáculos. Pues Rasines es una de las pocas excepciones que no cumple los cánones que conocemos. No parece un diseño muy lógico para una plaza de toros, pero ahí está. Vamos, que como se dice vulgarmente, los debías de tener “cuadrados” para meterte a torear ahí dentro. Supongo que la razón de construirla cuadrada, fue porque anteriormente era otro tipo de edificio, con una función diferente, o porqué se aprovecharon durante su edificación partes de una construcción anterior. No lo sé, pero consiguieron algo que muchos sabios llevan siglos persiguiendo, la cuadratura del círculo… o más bien, la cuadratura del ruedo.
En España hay otras dos plazas de toros cuadradas, aparte de algunas que se montan y desmontan para los festejos de los pueblos. Una está en Segura de la Sierra, en Jaén, y la otra es la plaza de las Virtudes, en Santa Cruz de Mudela, en Ciudad Real. Del resto del mundo no puedo daros muchos datos, pero seguro que habrá alguna más. Además de la rareza de su forma cuadrada, también cuenta con la peculiaridad de ser la plaza de toros más antigua de la región.
La plaza, se construyó en 1758, aunque en el espacio en el que ahora se asienta, está documentado que se celebraban ya mucho antes festejos taurinos. Supongo que era una explanada en la que se improvisaban barreras y burladeros, como se ha hecho siempre en las fiestas. Estuvo en ruinas hasta el año 1995, fecha en la que por suerte fue restaurada. Es de mampostería rematada con piedra de sillería. Sus dimensiones son modestas, con 17,4 m. por 16,8 m. de lado. Tiene un aforo de unos 900 espectadores. La puerta grande está situada en la fachada sur de la plaza, y cuenta con barreras y burladeros localizados en las esquinas. Algo que me parece lógico, ya que si el toro te arrincona en una esquina, eres torero muerto. Los toriles, los chiqueros y los palcos, están en la zona norte.
Sigue en funcionamiento, y tiene su día más señalado el 15 de agosto, durante el que se celebra la Virgen de Villasomera, patrona de Rasines. No estaría mal acudir a una de las novilladas, para ver como se desenvuelven los maestros en una plaza tan singular. Pero sin o os gustan los toros, podéis acudir a la plaza con ocasión de alguno de los diferentes eventos y espectáculos para los que también sirve, como ha ocurrido siempre en todas las plazas de toros de España. De hecho, existe un documento de 1769 en el que se da cuenta de un pago de 4 reales y 8 maravedíes por “poner el toro en la Plaza y Coso” y se menciona otra cantidad que se satisfizo a los “comediantes y danzantes”, que completaban el cartel de los festejos que iban a tener lugar en esta plaza.
Rasines, Cantabria, España
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