Hoy nos vamos a un rincón muy curioso de Cantabria, que es un despropósito. En Rebollar de Ebro, en Valderredible, nos encontramos con un aeródromo que nunca ha llegado a funcionar.
En 2006 se anunció la construcción de un aeródromo que serviría para la lucha contra incendios. El proyecto se ubicó sobre una lora que domina Polientes, junto al límite provincial con Burgos. Una zona espectacular y llana, pero con mucho viento.
Se informó al ministerio de Medio Ambiente, que al principio puso trabas, ya que había ciertos yacimientos arqueológicos por la zona, pero posteriormente lo declaró libre de problemas y dio luz verde.

¡Pero ay amigo! Poco antes, Castilla y León había comenzado a construir un parque eólico junto a la zona donde se había proyectado el aeródromo. Cual sería la sorpresa de nuestros sabios gobernantes, que cuando lo acaban de construir y piden la licencia de apertura y funcionamiento a la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA), se la deniegan. No se puede volar con un parque eólico pegado al jardín trasero de casa. Eso se llama comunicación fluida entre administraciones.
Si es lo que yo he dicho siempre: Aquí nos sobra el dinero.
Para más INRI, muy cerca se encuentra el observatorio astronómico de Cantabria, al que las luces le fastidiaban su operativa. En eso tampoco habían caído en cuenta nuestros gobernantes. Se libraron del aeródromo, pero los destellos del parque eólico les tienen fritos.





Además del asunto de los generadores eólicos, una amigo piloto, me decía que el aeródromo era inviable, porque los vientos lo hacen muy peligroso. El otro día me acerqué a verlo, y al menos lo estaban aprovechándomela un grupo de aficionados a las mini motos.
Una pista de un kilómetro de longitud, torre de control, instalaciones para el personal, equipos eléctricos y casi un millón y medio de euros de inversión, tirados a la basura. Por descontado, lo que queda de este aeródromo abandonado de Valderredible está en un estado bastante lamentable. Se han vandalizado los edificios y se han robado la mayor parte de lo que ahí se dejó. Teniendo en cuenta que esta obra me parece un descarado y flagrante robo público, se me van por el desagüe las críticas a los ladrones privados.

La pista es muy chula, merece la pena acercarse a verla, pero el resto de las instalaciones, tal y como comenté antes, dan pena. Al menos tiene el encanto de parecer el escenario de película apocalíptica. Me imagino esperando un avión que nunca llega, mientras unos zombies se acercan por el páramo a masticarme la epiglotis.

El entorno en el que esta es muy bonito y tienes unas vistas impresionantes del Valle de Valderredible. Es un paraíso para senderistas. Os recomiendo ver esta ruta, u otra parecida, para visitar el cercano pueblo abandonado de Lorilla. Y no os olvidéis del Observatorio Astronómico de Cantabria, desde el que es posible divisar alguna remota galaxia que posiblemente esté libre de políticos ineptos o con una moral sospechosa.

Porque no me digáis que lo del dinero gastado en este inútil aeródromo abandonado de Valderredible, suena bastante sospechoso. No añado más, que cada uno saque sus conclusiones.