¡Las ganas que teníamos de organizar una visita a Quesoba! Nos estaba siendo muy complicado coordinar nuestros mutuos calendarios. En plena primavera, ellos estaban hasta arriba de visitas, y nosotros no andábamos mal de calendario precisamente. Entre unos y otros, la quesería sin barrer.
A Quesoba me une una relación especial. Además de ser muy amigo de los dueños, he seguido muy de cerca la creación y evolución de la quesería. Al propio interés que me despierta el hecho de que unos amigos se embarquen en un proyecto así, tan alejado de nuestros trabajos habituales, se une que confiaron en mi para hacer parte de la imagen de la empresa. Vamos, que algo de orgullo de tío si que tengo, y la baba no se me cae solamente cuando pruebo sus excelentes quesos.
Quesoba, paralelamente a la elaboración de sus excelentes quesos, organiza en sus instalaciones en el pueblo de Sangas, en el Valle de Soba, catas y comidas para grupos. Cuentan con un gran comedor con capacidad para unas 40 personas. Nosotros les encargamos una cata de quesos con su vinito, unas patatas con langostinos y un requesón con nueces y miel de postre. Acudimos 45 cántabros inusuales, con ganas de juerga, de comer buen queso, y de pasar un día diferente en el campo. Y lo conseguimos con creces. De ahí no salió nadie decepcionado.
Previamente, por el camino, habíamos hecho un par de visitas que os recomiendo. Ya sabéis que nuestras excursiones son siempre de tipo cultural, y luego las complementamos con una buena comida, pero, insisto, lo principal es la actividad, no la ingesta posterior. En el caso de la quesería, estaba la visita a las instalaciones y un paseo por los alrededores, pero nuestro hambre de nuevas experiencia nos pedía algo más.
Durante la excursión visitamos la ermita de la Virgen de las Nieves, muy cerca de Ampuero, en la que se celebra anualmente, los días 5 de agosto, una romería que reúne a todos los devotos de la patrona del valle de Guriezo. De la ermita nos desplazamos paseando hasta la cercana estación megalítica del Alto de Lodos, para ver el Ilso-Menhir de los Lodos, punto donde se juntan los territorios de Ampuero, Guriezo y Rasines.
Al mediodía ya estábamos en la quesería, donde nos esperaban los dueños, Álvaro y Chema Alonso, que serían los encargados de dirigir la visita. Nos dividieron en dos grupos, de tal manera que mientras uno visitaba la sala en la que se produce el queso, el otro recorría los alrededores de la quesería, con el fin de conocer el entorno para poder entender mejor el contexto en el que se elabora el queso.
En la quesería nos explicaron todo el proceso de elaboración, desde que reciben la leche cruda de vaca de las montañas de Soba, hasta que lo introducen en los secaderos, de los que dos meses después se extrae el producto ya elaborado, que más adelante íbamos a catar. Tentado estuve de pegarle un mordisco a algunos de los quesos del secadero, pero Álvaro vigilaba su tesoro, como un rottweiler vigilaría a una caniche de bucles plateados en celo.
Una vez en el exterior recorrimos el barrio del pueblo de Sangas en el que está situada la quesería Quesoba, que consta de unas 6 casas, y en el que los Alonso tienen abierto un precioso casón que alquilan como vivienda rural. La leche proviene de las montañas de los alrededores, de vacas que pastan libremente en el campo, por lo que el queso se elabora con productos de proximidad. Nos explicaron que una de las particularidades del queso es que se fabrica con leche cruda, sin pasar por proceso alguno de pasteurización, esterilización o uperización, por lo que las propiedades y riqueza bacteriana de la leche se mantiene intacta. Nos enseñaron diferentes enseres con los que antiguamente se transportaba la leche, vimos algunas vacas y nos volvimos al comedor de la quesería, donde nos esperaba la cata y la posterior comida.
El comedor consta de unas largas mesas, con bancos corridos, en las que estaban dispuestas las diferentes tablas de quesos y los vinos de acompañamiento. También nos pusieron un salchichón que elaboran ellos mismo. Y es que estos chicos valen lo mismo para un roto que para un salchichón. Álvaro y Chema nos explicaron brevemente las particularidades de los quesos que elabora Quesoba y les hincamos el diente. Durante ese periodo estuvimos de pie. Charlando, yendo de una a otra mesa, intercambiando opiniones, mientras los fumadores salían por turno a echar un cigarrito a la calle.
Pasta prensada
Con el hongo penicilium roqueforti en corteza, está elaborado con leche de vaca cruda, madurado durante un mínimo de 100 días. Tiene sabores propios de la flora autóctona del valle de Soba, con corteza enmohecida, y aroma intenso que recuerda a hongos y heno recién cortado.
Además, el gusto a nata, yogur y mantequilla, y los toques afrutados están muy presentes en estos quesos que, más adelante, adquirirán notas tostadas y de madera o cuero viejo.
Pasta blanda
Con corteza enmohecida natural. Resulta cremoso en boca y destaca por ligero sabor amargo con matices de champiñón. El periodo de maduración es de 45 días.
Este tipo de quesos no han sido ni cocidos ni prensados. El aspecto blanquecino y aterciopelado de la corteza se debe a un hongo penicilio. Se pulveriza la superficie y se sala.
Requesón
Obtenido de un segundo procesamiento del suero lácteo producido como derivado en la elaboración de quesos de pasta blanda, De color blanco, sabor suave y textura blanda y granulosa, es un elemento crucial en la cocina italiana y se emplea para postres y platos salados por igual; es uno de los rellenos tradicionales para la pasta.
Después de la cata nos sentamos en las mesas y nos sirvieron las patatas con langostinos. Estaban exquisitas. Bien ligadas, de sabor intenso, con la única pega de que al haber echado los langostinos muy pronto, prácticamente se habían deshecho. Repetimos hasta que acabamos con todo lo que habían preparado. Y si hubiese quedado algo más, me lo habría llevado en la fiambrera. El vino blanco y tinto corrió generosamente, como si estuviéramos en una boda georgiana, pero sin la tradicional pelea de cuchillos con la que suelen finalizar las bodas georgianas.
De postre nos pusieron el requesón, acompañado de miel del la zona y de nueces de su propio nogal. Un postre riquísimo y muy sano, que va perfectamente con el ambiente en el que estábamos celebrando la comida. Sabe a bosque, a pradera y a montaña. Nunca he chupado ni he masticado un bosque, una pradera o una montaña, pero su olor es algo por el estilo. Bueno, miento, una montaña si, un día que tragué un montón de tierra dándome una morrada en bicicleta. El requesón sabe mucho mejor, pero queda chulo lo del “sabor a montaña”
Después del requesón nos tomamos café de puchero y nos invitaron a unos chupitos de orujo y otros licores. Alguno pidió copa larga, que ya no estaba incluida en la invitación, pero que nos cobraron muy baratas.
Durante las copas, y aprovechando que la exaltación de la amistad había abierto nuestros corazones de par en par, Álvaro y Chema sacaron un muestrario de quesos y abrieron la tienda de Quesoba. Como nos habían gustado mucho sus productos, compramos todo lo que sacaron. Parecíamos un grupo de ciudadanos enloquecidos acopiando víveres de cara a un invierno nuclear.
Era inevitable…. después de la exaltación de la amistad seguimos con la ingesta de alcohol y enseguida pasamos a la fase de cantos regionales. Salimos fuera, porque la tarde había quedado preciosa, y nos arrancamos por montañesas.
Con algunas copas más y un montón de alegría y canciones acabamos uno de los mejores días de este año.
Os recomiendo encarecidamente esta visita, no solo por el queso y la excelente comida, también por la cálida acogida que los hermanos Alonso dan a todos sus visitantes, y por el excelente ambiente que se respira en la quesería.
Para terminar os pongo la letra de Callejuca, callejuca, la última canción que sale en el vídeo, para que la vayáis ensayando de cara a vuestra visita.
Callejuca callejuca, las veces que te he rondado
y las que te rondare, si no me llevas soldado.
A la puerta llaman, mira a ver quien es.
Es un marinero madre, que me viene a pretender
Mándale que suba que quiero ver
Canario tu que conoces, todas las flores del campo
Dame a mi la del olvido, que el amor me esta matando
Me dejas sola, sola me quedo.
Si tu te vas con la luna, yo me voy con el lucero
Me dejas sola, que desconsuelo.
Acábame de decir, que me quede o que me vaya
Porque me estoy derritiendo, como la sal en el agua
Porque me estoy derritiendo, como la sal en el agua
Ay tranca lere, ay tranca lere.
La tranca, la tranca, la tranca lere lere.
Cantabria, España
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